jueves, 19 de diciembre de 2013

“La fiesta de la Ciudad de Ideas en crisis”

Hoy en día en Salamanca, la hostelería anda en la cuerda floja. ·Entre los diversos hosteleros existe una rivalidad entre quienes pueden ofrecer lo mejor para aquel universitario que quiera salir “a tomarse algo”.
Entre ellos se baraja la mejor oferta para atraer a sus clientes de una manera manipuladora, pero inofensiva. Usan sus estrategias de marketing para sacar a la calle, y nunca mejor dicho, la opción de pasar una buena noche, como dicen algunos. El único inconveniente es que esta especie de competición produce que siga latente aquella rivalidad de la que hablábamos antes.
Este comienzo de curso ha sido uno de los más activos, en lo que a fiesta universitaria se refiere. Muchos de los universitarios han dejado de lado las primeras semanas de la universidad para salir de noche por los bares de la ciudad salmantina para beber hasta que el hígado aguante. Es por eso por lo que el Ayuntamiento puso las cartas sobre la mesa y prohibió la venta de barras libres en todos los bares, sin sortear ninguno. Aun así, tenemos la certeza de que se siguen consumiendo este tipo de ofertas, ofertas que la gente quiere para poder emborracharse cuando sale.
Porque Salamanca ya no es lo que era antes. Los turistas que vienen a Salamanca solo ven lo que interesa claro está: elementos históricos, ambiente, tradiciones, etc. En cambio, el padre que manda a su hijo/a a aquella a la que llaman “La Ciudad de Ideas” no sabe que lo primero que van a hacer no será coger un libro, sino un vaso de cerveza de una barra libre; porque Salamanca se ha convertido en la ciudad del botellón por excelencia; la ciudad donde la gente quiere venir de fiesta y emborracharse hasta caer rendidos.

Y todo porque los hosteleros van estirando poco a poco el chicle usando todas las tácticas posibles para no cerrar sus negocios. El problema es que ellos no han podido apreciar, que esas dificultades que les surgen, ocasionan otras dificultades a sus propios clientes; porque así lo dicta la ley del superviviente, y ellos no van a ser menos.

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